En el año 2012 vendí los objetos que durante muchos años me acompañaron y que conformaban una parte importante de mi memoria. Después de la venta solo quedaron las etiquetas como huellas de su ausencia. Perdidos los objetos comprendí que dicha ausencia, representada ahora por las etiquetas, era la nueva memoria de mis objetos. En el año 2013 instalé uno a uno los objetos en mi nuevo espacio.